Preguntas

Existen diferentes tipos de terapias y cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. 
Lo importante es encontrar la terapia que dé respuesta a las necesidades que plantean el  niño y su familia en un momento determinado. Por lo tanto, se pueden combinar varias terapias que por separado benefician al niño pero que unidas se complementan para dar un mejor resultado. 
Sin embargo, no es recomendable someter al niño a multitud de terapias a la vez tratando de obtener mejores resultados, puesto que a menudo lo único que conseguimos es estresar al niño y a su familia. 
Para poder valorar si una terapia funciona o no con nuestro hijo debemos darle un margen de tiempo. Además es primordial que la familia confíe en la terapia y en los profesionales que atienden al niño, preguntando cualquier duda que surja a lo  largo del tratamiento y convirtiéndose en una parte activa del mismo.
Por supuesto que sí. El hecho de que un niño no tenga un diagnóstico no significa que no le ocurra nada. Lo primordial es valorar sus necesidades y actuar sobre ellas. 
El diagnóstico es importante por muchos motivos, entre ellos el pronóstico, pero igualmente hay que hacer una valoración continuada y rigurosa que posibilite una intervención precoz. En estas edades el tiempo es oro y hay que aprovechar al máximo el potencial de cada niño.
En cuanto se detecte el problema (desde los primeros días de vida), sea del tipo que sea, es un buen momento para iniciar la terapia. 
Unas veces los niños son remitidos por el médico y otras veces es la familia quien acude al gabinete tras observar cualquier signo que les preocupe.

Siempre se tiende a consultar a los profesionales ante un problema, pero éstos también pueden asesorar acerca del desarrollo psicomotor de nuestros hijos y ofrecernos orientaciones acerca de los juegos y actividades más adecuados para ello.

Una terapia no necesariamente tiene que ser larga. Depende de muchos factores, tipo de problema o si hay más de uno, el tiempo que hace que se mantiene, la confianza en el cambio y la implicación del paciente, entre otros.

Depende de la importancia que el paciente en caso de ser adulto, y de los padres si nos referimos a niños y/o adolecentes den a la  salud y cómo ese problema dificulta y afecta en algún área de su vida. Podéis consultar los precios orientativos que fija el Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana.

El número de sesiones dependerá de muchos factores. La mayoría los comentamos en la cuestión anterior. Normalmente hacemos una sesión a la semana durante el proceso de evaluación. En la fase de terapia dependerá de la interferencia del problema en la vida del paciente para aconsejar una sesión semanal o quincenal. En el 80% de los casos las sesiones son semanales. 

Es muy habitual y, en ocasiones un inconveniente de no acudir. La mayoría evitan ir al psicólogo a pesar de necesitarlo por los prejuicios sociales que existen acerca de ellos.  La confianza con él elimina la vergüenza y la ansiedad en las siguientes visitas.

Las personas podemos cambiar y mejorar si queremos  y lo intentamos con perseverancia, constancia y paciencia.

Si se puede recaer si la persona no aplica las estrategias y herramientas enseñadas y utilizadas o si deja de practicarlas.

Dependerá fundamentalmente del motivo por el que acuda a tratamiento y de su evolución. 
Por ejemplo, el periodo de  tratamiento que reciba un niño con una tortícolis será inferior al de un niño con una lesión neurológica. 
En cualquier caso es la familia la que determina cuando se han cubierto sus necesidades. Los profesionales estamos para orientar, asesorar y resolver sus dudas acerca del tratamiento y la evolución de sus hijos.